Triste final para la Vuelta a España en Madrid con Jonas Vingegaard de campeón
Era una tarde aún veraniega este domingo cuando se inició la última etapa de la ronda española en Alpardo, cerca de Madrid. Entonces todo era satisfacción y alegría entre los miembros de la caravana, incluidos ciclistas, dirigentes, operarios, patrocinadores, acompañantes, periodistas, etc, etc.
Una vez puesta en marcha la carrera, se inició el consabido “paseo de la victoria”, ceremonia que incluye el saludo y congratulación entre los ciclistas, las poses y tomas en carretera para fotógrafos y camarógrafos con los diferentes equipos, los portadores de camisetas de campeón, el podio final y la repartición de champaña entre los carros acompañantes por parte del equipo del campeón Jonas Vingegaard.
Así transcurrieron los primeros 50 kilómetros hasta entrar en la gran urbe de la capital española y todo hacía presagiar que el circuito final pactado a 9 vueltas se desarrollaría normalmente, sin la amenaza de los manifestantes que en dos etapas anteriores intentaron impedir el desarrollo normal de la carrera para lo cual se había dispuesto un gran dispositivo de seguridad y los ciclistas se aprestaban a luchar por la última y prestigiosa victoria parcial de la competencia.
Caos programado
Pero lamentablemente no fue así. A pocos kilómetros del primer paso por el sitio de meta ubicado en la famosa Plaza de Cibeles en el corazón de Madrid, se presentó una invasión multitudinaria e incontrolable de manifestantes con banderas y pancartas que empujaron ciclistas, cerraron el paso de vehículos habiendo previamente regado tachuelas y vidrios para impedir el paso de los ciclistas, poniendo en riesgo la integridad y la vida de estos.
Esto obligó al director de la carrera Javier Guillen, así como a Fernando Escartín, los comisarios de carrera y las autoridades de policía a decretar la terminación de la etapa y de la prueba, incluyendo también la ceremonia de premiación final ante la imposibilidad de acceder al sitio donde estaba la tarima y de controlar a los manifestantes.
Los ciclistas procedieron a buscar la manera de dirigirse a los buses de sus equipos que les esperaban cerca de la meta, otros en algunos carros acompañantes, Vingegaard se despidió de sus compañeros de equipo con un rostro marcado por la tristeza y el príncipe Alberto de Mónaco fue inmediatamente retirado de la tribuna VIP donde se encontraba como invitado para recibir el símbolo de la carrera que lo acredita como anfitrión de la salida de la Vuelta 2026.
así las cosas, quedó en deuda la hermosa celebración con la que se cierran estos eventos de gran magnitud. El campeón, el danés Jonas Vingegaard y sus compañeros de podio el portugués João Almeida UAE Team Emirates-XRG y el británico Tom Pidcock, así como el campeón de los puntos Mads Pedersen Lidl-Trek, el mejor escalador Jay Vine UAE Team Emirates-XRG, el joven más destacado el americano Matthew Riccitello Israel-Premier Tech y el campeón por equipos UAE, vieron frustrada su ilusión de subir al podio de los triunfadores para celebrar en nombre de sus colegas la satisfacción de haber concluido una aventura que injustamente para sus organizadores y para los amantes del deporte no tuvo final feliz.
Y de esta manera concluyó triste y lamentablemente el tercer evento ciclístico más importante del mundo, -afectado como todo el deporte-, cada vez más por la invasión de la política, violencia, radicalización, ignorancia y desprecio por lo que significa esta actividad universal. Lástima!!!
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